lunes, 1 de julio de 2013

La sombra de Bretón

Habría que preguntarse cuál hubiera sido el final del “caso Bretón” sin la brillante investigación policial. Porque con un sospechoso negando ser el responsable de la desaparición de sus dos hijos, de 2 y 6 años de edad, y sin rastro alguno de éstos, solo la acumulación de indicios o de pruebas indiciarias puede resolver el enigma en que se convierte un crimen de esta naturaleza y en las condiciones citadas. Que frente a tanta caligrafía fina, se echara el borrón del error de confundir los restos de huesos hallados en la hoguera con restos de animales es una lástima por el innecesario dolor añadido a la familia, pero no le quita ni tanto así de brillantez a la investigación policial.


Hoy se ha visto claramente en el interrogatorio al policía que durante los nueve días que Bretón disfrutó de libertad desde la desaparición de sus hijos solo se separó de él para dormir. Conocido en el argot como policía sombra, el testimonio del agente es demoledor y ratifica, como mínimo, la sospecha de que Bretón es el autor de los hechos. Desde su frialdad hasta el “detenedme ya” cuando se le empezaba a hacer insoportable el verse permanentemente señalado y cuestionado su testimonio por los investigadores; desde la frivolidad de la conversaciones emprendidas por un hombre que acaba de perder a sus dos hijos hasta el convencimiento del policía-sombra de que él los había matado; desde el desprecio a la madre de sus hijos y los insultos que le dedicaba cuando hablaba de ella hasta sus aventuras con prostitutas de las que alardeaba… Todo, en fin, acusa a Bretón… Hasta su sombra.

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