jueves, 16 de junio de 2016

Una baronesa y dos hermanas

Cunde el desaliento, la sensación de derrota en Hermosilla 112, sede del desmoronado Corte Inglés. Y es que los datos son tozudos: se llenan la red y muchos diarios de noticias sobre la mala situación de El Corte Inglés -quién te ha visto y quién te ve, imagen hecha cenizas de la que en otro tiempo fue empresa de referencia- mientras competidores como la Inditex de Zara aportan día a día titulares de una trayectoria cada vez más exitosa y más inalcanzable. Si durante décadas, El Corte Inglés solo era protagonista de noticias positivas, desde la llegada de Diego Copado a la dirección de Relaciones Externas ni siquiera se ha diseñado una política informativa que canalizara de distinta forma la evidente crisis en que Isidoro Álvarez dejó sumida la empresa a su muerte porque a la económica que sufría Europa se unía la de una gestión errática con decisiones estratégicas absolutamente equivocadas y una deuda galopante.

La delicada situación le supuso a El Corte Inglés, para empezar, tener que vender al Santander la mayoría de la financiera; para seguir, el famoso crédito sindicado de casi seis mil millones de euros; y para terminar la llegada de un jeque árabe al Consejo de Administración no como comprador de un 10 por 100 del capital de la empresa (El Corte Inglés no cotiza en Bolsa), sino como prestamista a cambio de un paquete de acciones que le convierte en un consejero decisivo, mucho más con sus antecedentes, que incluyen la propiedad de los míticos almacenes londinenses Harrods.

Ya no está Diego Copado en Relaciones Externas (conocido como “pollito veloz” ha sido tan fulgurante su viaje a las alturas como su caída en picado hasta la calle), pero su política de “tierra quemada”, su empeño en destruir el inigualable pasado en vez de construir el futuro tienen como resultado lo que vemos cada día en las páginas de los periódicos o en los diarios digitales

La típica paz social característica de una empresa que tuvo más de 100.000 empleados ha sido sustitutida por un casi “sálvese quien pueda”, con unas bajas incentivadas en determinadas condiciones de edad y antigüedad, para las que hay “cola” de candidatos hasta el punto de que se ha tenido que ampliar el plazo para acogerse al plan de prejubilaciones,

Y la paz accionarial, santo y seña de la empresa desde su fundación, en la que el Consejo estaba formado por familiares de los fundadores, con la incorporación posterior de fieles ejecutivos, saltó hecha añicos a las pocas horas del entierro de Isidoro Álvarez, en una guerra en la que se han cruzado expulsiones del consejo, demandas judiciales, denuncias de acoso laboral y una guerra sin cuartel entre las conocidas como “las nenas” (las dos hijas herederas de Isidoro Álvarez) y su primo Dimas Gimeno, también heredero y presidente ejecutivo de El Corte Inglés. El diario digital Hispanidad, que suele anticipar muchas informaciones sobre los grandes almacenes, afirma que Gimeno dedica la mitad de su tiempo a gestionar la empresa que se va dejando jirones de su prestigio y, lo que es peor, de su cuenta de resultados, mientras la otra mitad de su jornada lo dedica a sortear las conspiraciones y los ataques de las dos hermanas, consejeras de la Casa y de la Fundación Areces por la gracia de su padre adoptivo.

Para colmo la cuenta de resultados del Inditex de Zara y la de Mercadona, que hablan por sí solas de su exitosa trayectoria sin endeudamiento alguno y con abundante liquidez, contrasta con las noticias negativas sobre El Corte Inglés y las tremendas críticas sobre las decisiones que toman las dos hermanas. Y por si no fuera suficiente el contraste con la noticia del espectacular aumento de ventas y beneficios de Inditex y la llegada de Zara a nuevos países, la empresa de Amancio Ortega acaba de anunciar el nombramiento como consejera de la baronesa Patricia Kingsmill (en la foto), miembro permanente de la Cámara de los Lores británica, antropóloga y economista por la universidad de Cambridge, con formación también en Derecho y Políticas, feminista activa, autora de un estudio sobre la anorexia para el British Fashion Council y, entre otras muchas actividades, autora de artículos sobre gestión empresarial.

Frente al deslumbrante curriculum de la nueva consejera de Inditex, El Corte Inglés a duras penas puede rellenar un par de líneas para explicar el pasado académico y empresarial de las hermanas Álvarez Guil, que junto a la Fundación Ramón Areces, que también controlan, suman prácticamente la mayoría del consejo de los grandes almacenes. Marta, la mayor, es licenciada en Derecho y trabajó en la prestigiosa casa de subastas Sotheby’s. De Cristina, la pequeña, desconozco si tiene alguna titulación universitaria; pero con ocasión de su nombramiento como consejera de El Corte Inglés, la empresa publicó que había trabajado en la empresa de su marido, Iñaki Álvarez-Valdés, dedicada al intercambio de estudiantes en el extranjero, antes de incorporarse a un puesto en las oficinas de la empresa en la que ya es propietaria y consejera.


Entre el resto de consejeros de El Corte Inglés también resulta imposible encontrar a alguien con la experiencia de la baronesa Kingsmill, si exceptuamos a Manuel Pizarro, que en teoría prepara la salida a Bolsa de la empresa y fichado por Isidoro Álvarez un año antes de su muerte. Y los demás puestos del Consejo están ocupados por un jeque qatarí prestamista, gestores que gestionan tal que así y se lo siguen llevando crudo a los ochenta años, las distintas familias Areces a bronca limpia y las dos herederas que, como se ve, tienen un curriculum algo más limitadito que el de la baronesa.