lunes, 22 de septiembre de 2014

La inversión de torquemada

Leed bien lo que entrecomillo, que luego os cuento:
“Con el mismo nombre tuve dos presidentes. Ambos transformaron España. Uno utilizó en la clandestinidad el nombre del obispo sevillano, quizás por su origen. Lo abandonó pronto para convertirse en Felipe González, presidente socialista del Gobierno de España.
El otro ha sido Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés. Mi admirado jefe ya descansa para siempre…”
“…Combatió sin desmayo esta crisis, que parece enquistarse sin dejar ver luminosidad de la salida prevista, y mantuvo pese a los rigores y a los dictámenes llenos de obviedades, una plantilla de casi cien mil trabajadores. Fue un empeño personal de Isidoro Álvarez….”
“…Siento sinceramente su pérdida, la pérdida de un hombre que supo apostar… por el valor sagrado de la cultura, Isidoro sabía que la cultura hace a los pueblos grandes, libres y poderosos, y que nunca es solo un gasto, sino una inversión…”
“…Hoy hay ya un nuevo presidente en El Corte Inglés. Sigue la estela de quienes le precedieron desde los vínculos familiares que han hecho de Dimas Gimeno la cuarta generación al frente de El Corte Inglés. Llega con ese aire fresco que entra por las ventanas de su generación…”
“…Siento muy sinceramente la pérdida de Isidoro Álvarez. Mi presidente.”
Imagino a Isidoro removiéndose en su tumba de la iglesia de San Ginés al ver su nombre unido al de Felipe González, lo que solo se le puede ocurrir a un necio, a un succionaciruelos, que escribiría Pérez Reverte, o a un estómago agradecido, como lo calificaría José María García que también podría tacharle de lametraserillos. Y es que el autor del ¿artículo?, que ha publicado en La Voz de Galicia bajo el título Isidoro (faltaría más) y que leído en su totalidad da aún más vergüenza ajena que las frases que reproduzco, es, como él mismo reconoce, un empleado de El Corte Inglés. Y yo añado que se trata de un privilegiado empleado de El Corte Inglés, al que accedió no después de entregar su currículo en el departamento de personal ni seleccionado por cazadores de cerebros sino desde la dirección comercial de una de las grandes editoriales de nuestro país y no sin que antes ésta se rindiera a la petición de El Corte Inglés de destruir los 20.000 ejemplares de la edición del libro Biografía de El Corte Inglés, una obra de investigación del periodista Javier Cuartas que, como escribo siempre que tengo ocasión, sería libro de texto obligado en cualquier escuela de negocios. Ni que decir tiene que el director comercial formó parte del “comando Torquemada” en el que estaba también uno de los actuales consejeros de El Corte Inglés, que primero lo incluyó en la nómina de su pesebre y que se supone que después fue quien le abrió la puerta giratoria para ponerle al frente de un “Espacio Cultural” en el que hay que pensar que sigue apostando por el valor sagrado de la cultura, una de las apuestas de Isidoro que descubre su ocasional hagiógrafo, para el que no exactamente la cultura sino la destrucción de la cultura ha sido una auténtica inversión.
Coincide mi lecturas del ¿artículo? de este Torquemada con la del economista Juan Ramón Rallo en su blog Laissez Faire, que publica en la web capitalbolsa.com, en el que cuenta cómo El Corte Inglés, al que  tilda de espejo de España, ha tenido que prescindir durante la crisis de más de 14.000 empleos y reducir a casi la nada sus beneficios. Pero para el autor del ¿artículo? de los dos Isidoros (ya se sabe, Felipe González e Isidoro Álvarez), su jefe, al que para que no haya dudas llama “mi presidente”, mantuvo, “pese a los rigores y a los dictámenes llenos de obviedades una plantilla de casi cien mil trabajadores. Fue un empeño personal de Isidoro Álvarez….” (fin de la cita, que diría Mariano Rajoy).
Y metidos ya en  hagiografía, recibamos como se merece al sucesor de Isidoro, que llega con ese aire fresco que entra por las ventanas de su generación. Y es que el futuro, el de este torquemada, está también en juego, y quiere seguir sacando rendimiento a la inversión.





lunes, 15 de septiembre de 2014

La crisis de El Corte Inglés (6), en Los Desayunos de TVE

Con el cuerpo de Isidoro Álvarez todavía en la capilla ardiente, Los Desayunos de TVE ratificaban esta mima mañana la crisis por la que pasa la empresa que, veinticinco años después de la muerte de su gran impulsor, Ramón Areces, ha tenido que acabar poniéndose en manos de los bancos. Tanto la conductora del programa, María Casado, como los tres tertulianos (Anabel Díaz, de El País, Bieito Rubido, de ABC, y José Luis Pérez, de Cope) hablaron sin eufemismos de la crisis que sacude al llamado gigante de la distribución comercial en España, consecuencia no solo de la económica desencadenada en todo el mundo hace casi ocho años sino de un modelo obsoleto por la falta de adecuación a una competencia en la que el elemento diferenciador no puede seguir siendo el socorrido “y si no queda satisfecho le devolvemos su dinero…”.
Quiero imaginar que en cuanto pasen algunos días -no demasiados, porque no hay tiempo que perder-, El Corte Inglés abordará la estrategia para hacer frente a esa crisis que cada vez se acerca más a la línea de flotación del gigante, y para la que hasta ahora no se ha encontrado más respuesta que la constatación de que la competencia (Mercadona, en alimentación; Inditex, en textil con su marca de bandera Zara multiplicando aperturas de tiendas en todo el mundo) ha tomado la delantera. Por ello quizás sorprenden más aún los ditirambos que se están dedicando al hombre que ha llevado a la situación actual a El Corte Inglés, mientras se ignora que Isidoro Álvarez recogió hace exactamente veinticinco años una empresa líder en su sector, de una gran solidez y saneada desde todos los puntos de vista, obra todo ello de Ramón Areces. Aquel legado se ha visto ampliado en muchos aspectos, pero también ha tenido que ponerse en manos de los bancos para hacer frente a una deuda de casi seis mil millones de euros, garantizados con los edificios más emblemáticos, y ha tenido que vender el 51 por 100 y en consecuencia la capacidad de decisión de la financiera, en manos ahora del Banco Santander. Todo ello en las antípodas de la autofinanciación y la prudencia en la inversión, santo y seña del modelo que dio el éxito a El Corte Inglés de Ramón Areces.
Así que leer hoy que Isidoro Álvarez fue el empresario que agrandó el legado de Ramón Areces y el artífice de la expansión y diversificación del grupo movería a la sorpresa si no estuviera ya uno curado de todo espanto y no tuviera en cuenta que, con crisis o sin ella, El Corte Inglés es una de las empresas españolas que más invierte en publicidad en los medios y en llenar estómagos prestos a agradecer el pienso con el que la empresa les nutre. Cabría incluso profundizar aún más y pasar una comprensiva pero fiscalizadora mirada por la relación de destinatarios de generosas nóminas o desembolsos más o menos justificados por cuenta del gigante. Y todavía deberíamos correr un tupido velo sobre la macrooperación bancaria de los más de cinco mil millones, sobre la venta del 51 por 100 de la financiera y por tanto la pérdida de su control o, por cierto, sobre lo que sugiere en El Confidencial el siempre bien informado blog de S. McCoy y y el artículo “Menos mal que El Corte Inglés refinanció en noviembre” (http://blogs.elconfidencial.com/economia/valor-anadido/2014-09-08/menos-mal-que-el-corte-ingles-refinancio-en-noviembre_187030/) en el que, bien es cierto que da pasada, incluso se utiliza el término concurso de acreedores.
Pero en fin, con este final en su hoja de servicios, convendría moderar los obituarios, evitando además faltar a la verdad. Porque que uno sepa, la expansión de El Corte Inglés comenzó con la apertura del que sería su primer centro en Barcelona en 1962, cuando Ramón Areces tenía unos espléndidos 58 años, y su sobrino Isidoro apenas había cumplido 27. Y que uno sepa, la diversificación de El Corte Inglés en lo que se refiere a hipermercados se inició en Sevilla en el año 1980, con un Ramón Areces que definitivamente marcaba el camino del grupo, del que tanto se ha desviado al final la gestión de Isidoro Álvarez.
Largo trayecto les queda por delante a Dimas Gimeno, sobrino de Isidoro Álvarez y director general, y a Manuel Pizarro, asesor personal de Isidoro Álvarez y ya consejero de El Corte Inglés, a los que todos señalan como los encargados de una transformación del gigante de la distribución comercial víctima de la crisis económica, sí, pero también víctima de la crisis de su propio modelo.


martes, 9 de septiembre de 2014

Presidente, su turno...

 Siga el ejemplo, presidente dedocrático… Es su turno, señor del espionaje inexplicado, de los consejos acumulados, de los viajes suramericanos con bolsas de plástico al brazo, de los dúplex de lujo con piscina en la Costa del Sol  a precio de vivienda social, señor de la consorte vicepresidenta de envidiable salario en la patronal madrileña cuyo presidente, al que usted da pábulo y tratamiento de consejero sin cartera, abandona las concesiones de bares y restaurantes de entidades públicas después de algunas intoxicaciones, señor también del Canal de Isabel II y de los pins como llamaba usted a los millones de euros de coste de la radio y televisión pública madrileña, espejo de lo que somos, es decir, “Espe jode lo que somos”, segunda lectura de aquél mensaje publicitario de la manipulada Telemadrid…
Es su turno, señor presidente venido a más por el dedazo de Esperanza Aguirre, que le llevó a todos los sitios desde aquél feliz encuentro de 1984 en el Ayuntamiento de Madrid, del que era usted funcionario y  ella concejala que ya entonces decíase liberal “y no sabe usted con quién está hablando”, a la que siguió por su andadura política incluso en una mesita en un rinconcito del Senado cuando la lideresa fue elegida presidenta de la inútil Cámara Alta de nuestra democracia…
Es su turno, señor presidente sin pasar por las urnas ahora que en su partido los dedos se hacen huéspedes pensando en que, a lo peor, se han acabado los decenios de la suma de todo, no la suma de todos, porque hay muchos a los que no suman ustedes sino que restan.
Siga el ejemplo, presidente dedocrático. Tiene Ana Botella parecidos méritos y legitimidades a los suyos… Por Cibeles y por Sol andan metidos delfinatos inexplicables, lazos familiares -¡oh, la familia! ¿o mejor la famiglia…?- matrimonios ejemplares (ex presidente del gobierno y alcaldesa de Madrid, presidente madrileño y vicepresidenta de la patronal madrileña), fidelidades caninas, traiciones varias, sospechas habituales, errores de catástrofe, ridículos a toda orquesta, mentiras y disimulos, incapacidades manifiestas…
No me diga, presidente, que lo suyo es distinto, Y que usted, claro, tiene derecho a seguir… ¿Pero con qué méritos…? ¡Ah, sí…!, que se la están jugando ustedes, y que sin modificar la ley electoral, como quiere o quería Mariano Rajoy, piensa que usted garantiza la mayoría absoluta necesaria para mantener el poder en la Comunidad de Madrid. Mira que si al final Ana Botella, además de un acto de decencia y de coherencia políticas, le ha hecho el favor a Mariano Rajoy de señalarle a usted el camino. ¡Menudo es el gallego a la hora de ir dejando cadáveres por el camino…! A lo peor, presidente, ahora mismo le está entrando un mensaje en su teléfono móvil con un “Aguanta, Ignacio, sé fuerte…” Y ya sabe usted lo que sigue… No pase por el bochorno de que Rajoy le deje en la estacada y anuncie usted mismo su renuncia a la candidatura a presidente del gobierno regional, como ha hecho Ana Botella con la suya a la alcaldía.

lunes, 1 de septiembre de 2014

CONFIRMADO: La crisis llegó a El Corte Inglés (5)

Después de leer el impecable análisis que de la Junta General de Accionistas de El Corte Inglés publica S. McCoy en El Confidencial (http://blogs.elconfidencial.com/economia/valor-anadido/2014-09-01/acabaramos-ya-entiendo-la-llegada-de-pizarro-a-el-corte-ingles_183526/) me siento relevado de cualquier necesidad de explicarlo yo, porque solo lo empeoraría y echaría unas inmerecidas gotas de confusión a lo que es meridiana claridad: es decir, que como vengo manteniendo desde hace un par de semanas, la crisis llegó a El Corte Inglés.
Tanto, cabría añadir, que con un departamento de Comunicación incapaz de poner en valor ni siquiera un dato por difícil que resulte extraerlo de un año en el que El Corte Inglés ha perdido el control de su financiera o ha tenido que avalar con sus mejores edificios un crédito de 5.000 millones, además de con su división de seguros, leyendo las informaciones publicadas y descontando algún que otro estómago agradecido podría dar la sensación de que Isidoro Álvarez, el sempiterno presidente como le califica alguno, incluso ha consultado el hígado de las ocas para saber el futuro que le espera a la que en otro tiempo fue la más sólida empresa española.
Quiero decir que cunde una cierta desazón cuando asociados a la Junta General de El Corte Inglés (la gran noticia económica del primer lunes después del último domingo de agosto de cada año) se ven términos como parchea los daños de la crisis o confía su mejora al repunte del consumo o no éramosconscientes de lo que iba a durar la crisis (esta última en la boca del sempiterno), nada técnicos por otra parte, aunque nunca sabe uno si es mejor dejarlo así en vez de desvelar la factura del auditor de las cuentas, como hace McCoy: 1,8 millones por servicios de auditoría y 5,53 por 'otros servicios' coincidiendo con la refinanciación.
Si a todo esto añadimos que por algún sitito veo el término ingeniería financiera (toquemos madera, Isidoro) o que los datos de beneficio atribuido y rentabilidad de 2010 y 2011 están elaborados conforme al Plan de Contabilidad de 2007, y los de 2012y 2013 según  las normas internacionales de infiormación financiera; o que en el benefiio atribuido a 2013 se incluyen plusvalías por la enajenación de instrumentos financieros por más de 92 millones. Y que para colmo se ha reducido la inversión hasta niveles de hace 20 años (a mi juicio no tanto por menos oportunidades de crecimiento sino por la evidente crisis del modelo actual sin haber definido el que ha de entar en la nueva competencia), y la plantilla cuenta con 3.200empleados menos, habrá que concluir que, como escribe McCoy, larga tarea tiene por delante Manuel Pizarro, el nuevo consejero nombrado ayer.
Mientras y a pesar de descalificaciones de pasillo, silencios cómplices o amenazas de futuro, reitero que la crisis llegó a El Corte Inglés. La Junta General de ayer lo confirma,