miércoles, 18 de febrero de 2015

Las verdaderas cuentas del doctor Kovacs

Me sorprendió la aparición del nombre del doctor Kovacs en la llamada lista Falciani, integrada por centenares de clientes del banco suizo HSBC, que ingresaban el dinero que evadían al fisco de sus respectivos países o que procedía de operaciones de dudosa legalidad. Me sorprendió porque conozco al doctor Kovacs; primero, a través de numerosas referencias; por sus actividades científicas, después, y por último personalmente. Y siempre me dio la impresión de un genio humanista, enamorado de su profesión, que tiene un concepto del ejercicio de la Medicina en las antípodas de lo que puede entenderse como negocio. Hasta el punto de que comanda una Fundación de su mismo nombre, en homenaje a su padre, médico también, argelino de nacimiento, húngaro de origen y que enseñó a su hijo no solo a amar la Medicina, sino a su honrado ejercicio como servicio a los demás. Suele decir el doctor Kovacs que la Fundación pone en práctica una de las enseñanzss de su padre: “Que ningún paciente se quede sin atender porque no tenga dinero”.
No muchas horas después de su aparición en la lista Falciani y antes de que pudiera contactar con el doctor Kovacs, recibí un comunicado que había enviado a todos los medios de comunicación:
”El Dr. Francisco M. Kovacs desea aclarar que no tiene ni ha tenido cuenta alguna o relación alguna con la entidad suiza HSBC Private Bank de Ginebra, después de que en la mañana de hoy viernes 13 de febrero de 2015, en el programa televisivo de La Sexta “Al Rojo Vivo” haya sido citado como una de las personas que aparecen en la llamada “lista Falciani”.La primera noticia que tuvo el doctor Kovacs al respecto fue, precisamente, la llamada de un periodista del citado programa que buscaba contrastar la información. El doctor Kovacs explicó al periodista que jamás había tenido una cuenta en la citada entidad bancaria, y así se ha indicado en la emisión del programa.Por ello, el doctor Kovacs requerirá el próximo lunes, mediante correo certificado a la entidad HSBC, explicaciones sobre por qué su nombre figura en una lista de clientes de una entidad bancaria con la que jamás ha tenido ninguna relación.A la espera de la información que facilite HSBC, el doctor Kovacs únicamente dispone de los datos que le ha facilitado el periodista de La Sexta, relativos a una cuenta a nombre de una sociedad, con la cual Francisco M. Kovacs tampoco tiene relación alguna.El doctor queda a disposición de los medios de comunicación en el telefóno…” (y facilitaba su teléfono particular).”
Que yo sepa, es el único de los españoles que aparecen en la lista Falciani que, además de negar su relación con el banco, se ha puesto a disposición de los medios de comunicación para responder a cualquier cuestión que le planteen. Personalmente y porque le conozco, no me hace falta pregunta alguna. Conozco las cuentas del Doctor Milagro, como le he llamado alguna vez, y no precisamente las bancarias. Lástima, por cierto, que no tengan el mismo eco mediático en nuestro país que su falsa cuenta en el suizo HSBC. Porque si escribir en España no es llorar, sino morir, como Luis Cernuda corrigió al maestro Larra, que limitó el llanto a quienes, como él, escribían en Madrid, investigar o innovar en España es sinónimo de desesperanza, además de suponer el enfrentamiento a la burocracia (hablando de citas, ¿quién escribió lo de burrocracia?) de las administraciones españolas, a las decisiones políticas o a espurios intereses entrecruzados de laboratorios farmacéuticos y autoridades sanitarias.
Me refiero, sin ir más lejos, a las cuentas que el doctor Kovacs presentó el pasado noviembre en la Organización Médica Colegial, sobre la intervención neurorreflejoterápica para la lumbalgia, que defiende desde hace tiempo la Fundación que preside, y que se ha practicado con resultado de éxito en coste y eficiencia en los servicios de salud de cinco comunidades autónomas: Asturias, Baleares, Cataluña, Madrid y Murcia. En la presentación de ese estudio, al que, en un guiño a la actualidad, he llamado “cuentas”, estuvo presente el presidente de la Organización Médica Colegial, doctor Juan José Rodríguez Sendín, para el que “si una tecnología sanitaria demuestra ser eficaz, efectiva, eficiente, obtener buenos resultados, ahorrar costes públicos y evitar riesgos a los pacientes, debe incorporarse a la cartera de servicios de la Sanidad pública española. Sea la intervención neurorreflejoterápica o cualquier otra. Esto es así siempre, pero todavía más en una época de crisis económica, en la que debe asegurarse la eficiencia de los recursos públicos”.
Y es que el estudio científico analiza los resultados obtenidos por la intervención neurorreflejoterápica (NRT) durante los ocho años transcurridos desde que se inició su aplicación en el Sistema Nacional de Salud (SNS) para tratar a pacientes con dolencias subagudas y crónicas del cuello y la espalda. Sus conclusiones ratifican que esta tecnología mejora de forma notable a pacientes en los que han fracasado los tratamientos previos y genera un ahorro importante de recursos públicos.
Las conclusiones están refrendadas por la revista científica de la Sociedad Internacional de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, el International Journal of Technology Assessment in Health Care, que las ha publicado; y entre sus autores se hallan responsables de la evaluación de los resultados de esta tecnología en los servicios de salud en los que se ha implantado. También en la financiación del estudio ha colaborado la Fundación Kovacs.
Así que no deja de ser sorprendente que esta tecnología, solo se aplique, como queda escrito, en los sistemas sanitarios de cinco autonomías, mientras las doce restantes y las dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla) continúan inmersas en lo que el doctor Kovacs califica de “discrepancia entre la sistemática con la que ciertas autoridades sanitarias toman sus decisiones, y las recomendaciones científicas internacionales enfocadas al interés de los pacientes y la mejora de la eficiencia de los recursos públicos”.
Pero, a la vista está, no son solo periódicos como el Financial Times los que sacan los colores a la Administración pública española, sino que una revista científica internacional de tanto prestigio como la que publica el estudio sostiene que los motivos que explican que se prive de este tratamiento a los pacientes de la mayoría de las comunidades autónomas, son que “ha sido desarrollado por una entidad científica sin ánimo de lucro, que no fomenta su difusión mediante incentivos económicos, y la conocida disfuncionalidad del mecanismo con el que las autoridades españolas deciden qué tecnologías se costean con fondos públicos, que explican tanto que se estén financiando tratamientos comprobadamente inútiles como que no se generalicen otros que han demostrado ser efectivos y generan ahorro público”
Y hay que echarse a temblar cuando se conoce el dato de que, de hecho, los recortes sanitarios han llevado a que esta tecnología dejara de aplicarse en los Servicios de Madrid y Murcia, pese a ser una de las pocas que ha demostrado originar al erario un ahorro neto varias veces superior a su coste de aplicación. De hecho, tengo la anécdota de un enfermo que llevaba varios años reclamando a los servicios sanitarios de su autonomía ante sus constantes dolores de espalda y cuello, que prácticamente le tenían inmovilizado y tomando ya morfina, y que finalmente fue atendidp por la Fundación Kovacs, de donde salió andando sin dolor alguno. Cuando le vio por la calle de su ciudad un sanitario que conocía su caso y contarle el enfermo cómo había resuelto el problema, le confesó sin rubor: “Ah, sí, el doctor Kovacs, conocemos los extraordinarios resultados de su intervención neurorreflejoterápica; pero el servicio público de salud, que también los conoce, se niega a incluirla en sus prestaciones”.
El estudio ahora publicado refleja que los 11.384 casos derivados a intervención NRT desde los servicios de salud eran pacientes muy difíciles; en ellos habían fracasado previamente los tratamientos aplicados (farmacológicos, rehabilitadores y quirúrgicos). Pese a ellos, el dolor duraba más de tres meses en el 74,8 por ciento de los pacientes, y más de un año en el 30,1 por ciento. El 35,8 por ciento de los pacientes presentaba una o varias protrusiones o hernias discales, el 5,2 por ciento padecía compresión radicular causada por una hernia discal y en el resto el dolor se debía a otras causas, incluyendo síndromes inespecíficos.
Al ser derivados, la mayoría de los pacientes estaba usando a la vez varios fármacos (los más frecuentes, distintos tipos de analgésicos -66 por ciento- y antiinflamatorios -62,6 por ciento-). El 13,5 por ciento estaba recibiendo tratamiento fisioterápico o rehabilitador, y el 7,6 por ciento ya había sido operado sin éxito por su dolor.
Tras realizarles una intervención NRT, 10.097 pacientes (el 88,7 por ciento) mejoraron de su dolor de cuello o espalda y 9.585 (84,2 por ciento) de su dolor referido (al brazo –en caso de dolencias cervicales- o la pierna –en caso de dolencias lumbares o lumbosacras-). El grado de incapacidad mejoró en 9.528 pacientes (83,7 por ciento). El 83 por ciento abandonó la medicación, y sólo el 0,02 por ciento requirió cirugía.
El único efecto secundario recogido en estos ocho años fue la tirantez cutánea transitoria, que percibió el 8 por ciento de los pacientes. El número de quejas o reclamaciones fue cero, y una encuesta anónima entregada a todos los pacientes (y respondida por el 76,7 por ciento de ellos) refleja un muy alto grado de satisfacción.
Se analizaron los datos recogidos por el mecanismo de vigilancia y seguimiento de la intervención NRT en la práctica clínica rutinaria del Sistema Nacional de Salud, que incluye a todos los pacientes derivados por médicos de los Servicios de Salud a Unidades acreditadas de la Fundación Kovacs para que se les realizaran intervenciones neurorreflejoterápicas (NRT). Ese mecanismo de vigilancia, previamente validado mediante estudios científicos refrendados por la comunidad científica internacional, recoge los datos demográficos, sociales, laborales y clínicos de todos los pacientes, así como su evolución clínica, el uso de otros recursos sanitarios (fármacos, pruebas diagnósticas complementarias, cirugía, etc.) y su grado de satisfacción.
El estudio analizó los 11.384 casos a los que se les realizó una intervención NRT y fueron dados de alta entre el 1 de enero de 2004 y el 30 de junio de 2012. Esos 11.384 casos corresponden a 9.023 pacientes (53 años de media, 68 por ciento mujeres), ya que un mismo paciente pudo ser derivado  por episodios dolorosos en localizaciones o momentos distintos.
También se analizó el número de pacientes que sufrieron recaídas a lo largo de los ocho años analizados, y se desarrollaron modelos de regresión logística para cuantificar la probabilidad de que fuera necesario realizar más de una intervención NRT para alcanzar el mayor grado posible de mejoría en un paciente concreto.
Estas son las verdaderas cuentas que el doctor Kovacs mantiene en España, a lo que dedica su vida que no pasa precisamente por ninguna entidad bancaria en Suiza.