miércoles, 7 de enero de 2015

Que la realidad no te estropee un buen titular

Cuando cada sábado me dispongo a ver La Sexta Noche, sin duda uno de los mejores programas de debate de las televisiones españolas, soy consciente de que lleva implícito el coste de soportar a uno de los periodistas que han llevado a esta profesión al descrédito, por mucho espectáculo que brinde. Y escribo espectáculo porque solo en función de ello puedo imaginar que una cadena como la Sexta, que da diarias pruebas de independencia y ética en sus contenidos periodísticos, se siga tragando a este singular individuo, ejemplo vivo de la frase acuñada por Patrick Randolph Hearst: “No permitas que la realidad te estropee un buen titular”.

Y es que Eduardo Inda se presenta cada sábado con su titular bajo el brazo, ya sea en forma de fotografía de Monedero (dirigente de Podemos) con un rapero que, entre sus letras incendiarias, tiene varias en las que exalta el terrorismo; ya sea en forma de la cooperativa de un hermano de Tania Sánchez, flamante candidata de Izquierda Unida a la presidencia de la Comunidad de Madrid, ya sea utilizando miserablemente la condición de Tania de novia de Pablo Iglesias, el líder de Podemos. Quiero decir que Eduardo Inda es un consumado manipulador, que lleva su titular confeccionado desde casa y que dure lo que dure el debate y se aclare lo que se aclare no permite que la realidad –incluso fundamentada en datos incontrovertibles- le estropee ese titular.
Inda es capaz de acusar de corrupción –sin aportar una sola prueba- a Tania Sánchez, a Monedero, a Pablo Iglesias o a quien se le ponga por delante, y cuando se le demuestra que los hechos no son como él los cuenta sigue sosteniendo la misma acusación sin más soporte que el del titular que él ha confeccionado.
En el programa del pasado sábado, en el que volvió a elegir a Tania Sánchez como objetivo de sus invectivas –e invenciones- la parlamentaria madrileña le recordó a Inda que en un programa anterior fue entrevistada por tres periodistas, entre ellos el propio Inda durante cuarenta minutos, “y solo permitiste que los otros dos periodistas de verdad hicieran un par de preguntas, porque acaparaste toda le entrevista con tus continuos ataques sin pruebas”.
Esgrimiendo una sonrisa que siempre suena a falsa, Eduardo Inda no ejerce como entrevistador, sino como inquisidor; no hace una entrevista, sino que realiza un interrogatorio, pero no para obtener la verdad sino para justificar el titular que se ha llevado al programa.
Me consta que éste es el parecer de muchos compañeros, entre ellos algunos de los que comparten programa con el mismo Inda. Pero a lo que se ve, el espectáculo debe continuar, seguro los responsables de La Sexta Noche de que el espectador sabe perfectamente diferenciar la verdad de la mentira y el espectáculo del rigor. Pero conviene advertir que la llamada “brunete mediática” está configurada con supuestos profesionales de la misma calaña que Eduardo Inda y que no toleran que la realidad les estropee un buen titular.