martes, 31 de mayo de 2016

García vuelve a Onda Cero



Sigo con atención el proceso del fichaje de José Ramón de la Morena (“El Larguero”, de la SER) por Onda Cero. Trataría así la cadena de Atresmedia de neutralizar los efectos de la salida de Carlos Herrera de su parrilla que, de hecho, le ha supuesto la pérdida del segundo puesto en audiencias de las radios españolas. Subsanaría también el fichaje del comunicador, como se dice ahora, el histórico error del entonces presidente de Onda Cero, González Ferrari (hijo de Antonio González Calderón y como tal paradigma del deterioro de la raza) de no hacerse con el equipo de Carrusel Deportivo de la SER comandado por Paco González, Pepe Domingo Castaño y Manolo Lama, cuando hace seis años abandonó la cadena de Prisa y acabó fichando por la de los obispos. Pero una vez expuestos los probables efectos del que sin duda será el fichaje de la próxima temporada radiofónica, como la anterior fue el de Carlos Herrera, trato de explicar la frase que da título a estas líneas: García vuelve a Onda Cero.

No me refiero a la posible entrevista que ya ha anunciado José Ramón de la Morena con el hombre al que el periodismo deportivo y la radio deben más en nuestro país y al que tanto el conductor de El Larguero como su equipo de entonces apalearon  hasta abatirlo en la audiencia de los programas deportivos de la medianoche, bien es cierto que contando la SER con el llamado antenicidio, aquel golpe de mano de Polanco y sus mariachis que supuso la voladura controlada de la cadena que había tenido la osadía de superar a la de Prisa liderando las audiencias en España. Con el golpe de mano, la SER  sumaba las casi 150 emisoras (los”postes” decimos en el argot) de Antena 3 de Radio y se cargaba esta cadena. Desde entonces la SER viene liderando las audiencias de radio en España merced a ese aumento del número de postes además de la indiscutible calidad de sus programas. Y García fue mucho más que un símbolo de aquella Antena 3 de Radio, como antes lo había sido en la mítica Hora 25 de la SER, que, como Antena 3,  creó Manuel Martín Ferrand que a no pocos nos ha dejado huérfanos con su temprana desaparición.

Fue una compañera de aquella Antena 3 de Radio, a la que luego encontré felizmente en otras aventuras profesionales, la que con su envidiable capacidad de análisis me respondió cuando todavía en pleno éxito de García le dije que escuchara con atención “El Larguero” porque, con unos modos que eran antítesis de los utilizados por García, a mí me parecía que amenazaba su liderazgo. “Es otro García”, me respondió con la contundencia de quien tiene formado un juicio tan sólido y maduro como certero… Lo discutimos durante mucho tiempo, pero el juicio de la compañera se iba imponiendo conforme José Ramón de la Morena avanzaba y García, ya en Onda Cero tras su paso por Cope, retrocedía, hasta que el primero ocupó el liderazgo con la cooperación necesaria del antenicidio, como queda escrito.

La realidad era que el supuesto humor revestido de un cierto paletismo de De la Morena frente al más ácido de García; el supuesto espíritu de equipo del primero frente al personalismo del ya veterano de la “Hora Cero”; el supuesto respeto del “paleto de Brunete” frente a la falta del mismo del apodado “butanito”; la supuesta humildad del conductor de El Larguero frente a la soberbia del creador de las noches radiofónicas deportivas, entre otras muchas y siempre supuestas diferencias, formaban parte de una estrategia, que incluía también francotiradores, porque colaboradores de De la Morena hubo que llegaron incluso a descalificar a García llamándole… ¡viejo! porque se acercaba ya a  los sesenta años mientras los De la Morena boys no pasaban de los 35… Y cuando los aciertos informativos de De la Morena, el repetido antenicidio y también los errores de García le dieron el liderazgo a José Ramón, éste se reveló efectivamente como otro García en el que se imponían  la falta de respeto, incluso los insultos, su prepotencia con desprecio hacia compañeros, las bestias negras, esa especie de dictadura de la que formaba parte la amenaza que para directivos o dirigentes deportivos más que para deportistas suponía enfrentarse al líder… La única diferencia es que el “pablo, pablito, pablete,,,”  de García en referencia a Pablo Porta, presidente entonces de la Federación de Fútbol, era sustituido por las descalificación de Villar con otros epítetos… El “se bebe hasta el agua de los floreros” era sustituido por “tiene el dinero por castigo” o el “tiralevitas, abrazafarolas o chupópteros” de García tenían también sus sinónimos en El Larguero.

Así que ahora, en su momento más próximo a García, José Ramón de la Morena se va a Onda Cero…, años después de que García la abandonara para encaminarse a un dorado retiro del que de vez en cuando emerge con sus habituales estridencias. No es casualidad que el director general de la cadena haya reunido a De la Morena y a Javier Ares, que hace las tardes/noches deportivas de sábados y domingos en la cadena de Atresmedia, para garantizarse una necesaria paz porque Ares, mayor que De la Morena, conserva una independencia que altera el ecosistema del mando absoluto y el conmigo o contra mí que el chico de Brunete impone, una vez más como hacía García.

Algunos de los que siguen en Onda Cero, como aquella compañera de tan sólidos, fundamentados y certeros juicios, se echarán a temblar ante la vuelta de García en versión ahora de José Ramón de la Morena. Y está por ver, por cierto, si sin los postes del antenicidio, el chico de Brunete –ya no tan chico- sigue con más audiencia que Larrañaga o Corrochano, que cada medianoche dan en Cope una lección de cómo hacer un programa deportivo sin “delamorena, delamorenita, de la morenete” ni “garcía, garciíta, garcíete” y sin necesidad de abrazar farolas, lamer culos, tirar de levitas, beberse hasta el agua de los floreros, tener el dinero por castigo o descalificaciones de compañeros como escuché a De la Morena tan solo unos días antes de su muerte la del compañero Gaspar Rosety, referencia de los narradores de fútbol de nuestro país, aunque ya, como diría la guerrilla de Brunete, un poco viejo.

domingo, 22 de mayo de 2016

El Corte Inglés suelta lastre

“El más elemental resumen de prensa de los dos últimos años hablaría por sí solo porque sería difícil encontrar algunas referencias o noticias positivas de El Corte Inglés, cuando a lo largo de la historia ha sido justamente al revés. Y no se entienda esta afirmación como una simple impresión, porque según el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa los grandes almacenes ocupan el segundo lugar en el ránking histórico, pero han descendido hasta el ¡vigésimo puesto! en el de este año 2015.  Y el Monitor Empresarial se elabora con un enorme rigor, lo que convierte sus datos en una referencia indiscutible… Más concretamente, la clasificación en la que El Corte Inglés ha sufrido el mayor varapalo de su historia en la materia fue elaborada con la participación de 1.260 miembros del comité de dirección, 949 expertos, más de 4.000 ciudadanos, 10.134 trabajadores, 806 estudiantes universitarios, 867 alumnos de escuelas de negocio, 101 responsables de Relaciones Humanas y 91 headhunters.

Precisamente por todo ello tampoco se explica que, coincidiendo con la ceremonia de la entrega de los premios Merco, el actual dircom de El Corte Inglés hiciera la siguiente declaración, publicada por el diario en el que se celebró el acto: Son sobre todo los clientes los que respaldan el modelo reputacional y la trayectoria de las empresas” , lo que es rigurosamente cierto, pero solo lo puede decir el responsable de comunicación de una empresa que del segundo lugar ha descendido al vigésimo si la afirmación va acompañada de su dimisión o si en el minuto siguiente recibe la carta de despido. Si no fuera por la gravedad de la situación, la explicación del dircom de El Corte Inglés podría incluso ser tachada de frivolidad”.
No es mi costumbre autocitarme, pero la mejor explicación del cese del director de Comunicación y Relaciones Externas de El Corte Inglés,  Diego Copado, se encuentra en los párrafos que escribí hace casi un año en este mismo blog y que reproduzco entrecomillados. No presentó nunca la carta de dimisión, pero diez meses después de sus frívolas declaraciones ha sido cesado de forma fulminante, abandonado ya definitivamente por quienes, a cambio de cómplices silencios, lo mantenían contra viento y marea y, sobre todo, a costa del deterioro de la imagen de una empresa que durante medio siglo se creó una reputación en los medios de comunicación y en consecuencia en la opinión pública, que llegó a estudiarse en las más prestigiosas escuelas de negocio.
En la mayor parte de ese medio siglo, la dirección de comunicación y relaciones externas estuvo en manos de Ángel de Barutell Farinós, que consiguió la casi imposible combinación de mantener la lealtad a los dos presidentes con los que trabajó (don Ramón Areces e Isidoro Álvarez) y por supuesto a la empresa y ser honrado y creíble interlocutor de todos los medios de comunicación de nuestro país, en los que todavía se mantiene la memoria .y en muchos casos la relación personal- de este dircom como el mejor de los que se han conocido.
De su integridad personal y profesional es buena muestra que cuando El Corte Inglés contrató a Diego Copado como futuro sucesor de Ángel de Barutell, éste le pasó toda su agenda y viajó con él por toda España presentándole a decenas de personas para que se mantuviera la misma línea de colaboración con el nuevo dircom que tenían con él. Soy testigo privilegiado de esta práctica, puesto que en su día fui uno de los convocados por Ángel de Barutell para compartir un almuerzo con Diego Copado, que durante aperitivo, primer plato, segundo plato, postre y café  (que yo procuré acortar lo más posible) no dejó de hablar de sí mismo, poco menos que atribuyéndose el éxito de la expansión internacional de Inditex con su marca emblemática Zara, en la que había trabajado… hasta que Pablo Isla llegó como consejero-delegado y lo cesó. Lástima que en aquella estomagante comida (era indigerible el “plato Copado” incluido en el menú) no tenía yo las referencias, que supe luego, del entusiasmo con el que en Inditex fue recibido su cese.
El caso es que, cinco años después de aquel almuerzo Diego Copado fue nombrado director de Relacione Externas de El Corte Inglés. Durante esos cinco años, contó con ela tutela, la colaboración y hasta la protección de Ángel de Barutell hasta que… le dio la alternativa y le pasó los trastos. A partir de ese momento, Diego Copado se empeñó en demoler la obra de su antecesor sin percatarse de que el trabajo realizado hasta entonces era lo que podía sostenerle a él.
La crisis y las propias dimensiones de El Corte Inglés (los gigantes son lentos también en sus estertores de crisis) han dilatado el cese de Diego Copado y el “pollito veloz”, como se le apodó hace tiempo por algunos de los despachos de la sede central de Hermosilla, es ya triste historia de una empresa, cuya reputación se encargó de dilapidar con tanto empeño. Con su cese, El Corte Inglés suelta un lastre que ha hundido su imagen hasta profundidades de las que no va a ser fácil emerger. Este diplomado en ADE por el Ceu, máster de Aedem y presunto máster de la George Mason University de Washington (este título no está acreditado), ex auxiliar administrativo de Técnicas Reunidas, ex vendedor de productos financieros del BBVA, ex analista de Eurocofin y ex director de relaciones externas de Inditex, es ya historia, triste historia y protagonista de la crisis de El Corte Inglés.