viernes, 21 de junio de 2013

Acusación, 4 - Bretón, 0


Permítaseme resumir en un marcador la primera semana del juicio oral que sienta en el banquillo a José Bretón, acusado de la muerte de sus dos hijos, Ruth y José: Acusación, 4 – Bretón, 0. Quiero decir que en las cuatro jornadas consumidas de prueba testifical (el lunes estuvo dedicado a la selección del jurado popular) ni siquiera el inicial interrogatorio al procesado fue favorable a éste que, a pesar de su bien estudiado papel, cayó en tres contradicciones.

Para hacerse una idea de la marcha del juicio oral bastaría con afirmar que lo más favorable al procesado no ha sido una declaración, sino el sonoro silencio de sus padres y de sus hermanos Catalina y Rafael, acogidos al derecho que la ley les otorga de no declarar al ser familiares en primer grado. Hasta su cuñado, José Ortega, que se ha refugiado en el “no recuerdo” para evitar algunas respuestas comprometidas, ha señalado a José Bretón como responsable de la desaparición de los niños, aunque no acepta que él los hubiera matado. Y el testimonio de la cuñada del procesado, la esposa de su hermano Rafael, tampoco ha sido precisamente de descargo, al explicar que se tuvo que callar ante muchas humillaciones que José Bretón tuvo con Ruth, su esposa, y que su cuñada presenció.

Si a todo ello añadimos el testimonio del psiquiatra, que presentó a Bretón como obsesivo y dominante y que asegura que cuando acudió a su consulta, pensó que utilizaría a sus propios hijos contra su mujer, y el de varios testigos que sitúan al procesado en la finca “Las Quemadillas” en los días previos al de la desaparición de los niños, completamos una semana en la que, por primera vez desde que tomó la tremenda decisión, Bretón empieza a encontrarse con la realidad de unos hechos que, a pesar de su autoría, se niega a aceptar.

Nos quedan de la sesión de hoy dos gestos que disfrazan de humanidad a José Bretón: la mirada a su padre, tan alejada de la intimidatoria que utilizó en días previos con varios testigos, y todavía más los besos a su madre al llegar y salir ésta de la sala y la mirada con la que la recibió, recogida en la foto que encabeza estas líneas..



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