Florentino Pérez ha mentido descaradamente esta tarde a los periodistas. Su comparecencia y, lo que es peor, los términos de la misma en cuanto se refiere a la salida de Mourinho del club, no son otra cosa que la exigencia del entrenador portugués para consumar el pacto al que ha llegado con el presidente, porque si algo está claro es que ni el uno ni el otro querían la continuidad del técnico. Pero la broma le costaba al Real Madrid otros veinte millones más de euros, porque Mourinho podía atrincherarse en el contrato que generosamente le firmó Florentino Pérez y que le comprometía hasta 2016. Y el acuerdo entre ambos ha incluido la comparecencia del presidente y los lamentables términos de la misma.
Repásense las respuestas de Florentino y ni una sola resiste el análisis más elemental. Solo me referiré a unos pocos términos:
La presión a la que está sometido el Real Madrid, al parecer insoportable para el "special one", como se autocalifica Mourinho. Una presión que naturalmente lleva soportando el equipo toda la vida.
La unidad del madridismo, que Florentino Pérez ha descubierto mientras los demás mortales vemos el destrozo que en la misma ha hecho Mourinho, desde aquella pancarta de tu dedo nos marca el camino, en referencia al dedo que le metió en un ojo a Tito Vilanova, cuando éste era el segundo entrenador del Barça hasta el reto del entrenador anunciando su salida al terreno de juego antes de un partido para comprobar el apoyo que tenía en el Bernabéu, pasando por la constante división de opiniones en el estadio cuando se anunciaba su nombre antes del comienzo de los partidos o, últimamente, cuando salía del foso a la zona técnica.
La intensidad y competitividad que, según el presidente, ha dado Mourinho al equipo. Hombre, que alguien que presume de ser socio del Real Madrid desde hace décadas hable a estas alturas de que un entrenador portugués ha venido a darle intensidad y competitividad al equipo parece un insulto a la inteligencia y/o a la memoria. Vamos a ver, Florentino: ¿Te recuerdo los títulos del Real Madrid, al parecer conseguidos sin intensidad ni competitividad en sus más de 100 años de historia? ¿Te recuerdo a Pirri con un brazo roto en una final europea, no sé si en Atenas? ¿Te recuerdo el miedo escénico, un término que acuñó Jorge Valdano para definir lo que sentían los equipos que se enfrentaban al Real Madrid en el Bernabéu? ¿Te recuerdo los de los noventa minuti en el Bernabéu son molto longo, de Juanito? ¿Te recuerdo las remontadas que se pusieron de actualidad cuando había que superar la semifinal frente al Borussia de Dortmund, y a punto se estuvo de conseguirlo gracias no a la competitividad ni la intensidad de Mourinho, sino al peso de la historia y de la camiseta de un equipo cuya mejor expresión aquella noche casi mágica fue precisamente Ramos, el segundo capitán, cuestionado permanentemente por Mourinho.
Y finalmente, el desaire al Rey de España de Mourinho y Cristiano la noche del viernes, cuando no acudieron a recoger la medalla que acredita al Madrid como subcampeón de la Copa. Que Florentino despache la pregunta con un "supongo que no acudieron porque fueron expulsados", cuando todos los medios se han hecho eco de la sorpresa y disgusto del presidente en aquél momento, evidencia también el pacto de la salida de Mourinho y la cobardía de Florentino.
No me olvido tampoco de la respuesta a Diego Torres, sin duda uno de los periodistas que mejor información tiene sobre el Real Madrid. Aprovechar una comparecencia como la de esta tarde, en que no había posibilidad de repreguntar, para tachar al periodista de hacer novela, y añadir de inmediato "aunque reconozco que está muy bien escrito", es no solo una falta de respeto y consideración hacia Diego Torres sino una especie de chulería de barra de taberna intolerable en el presidente del mejor club del siglo XX, cuyo señorío parece que, definitivamente, se ha llevado por delante Mourinho... en connivencia con el propio presidente.
Vuelvo al principio y enlazo con la carta abierta que ayer dirigí a Florentino Pérez: "...fijate Florentino, no hay jugador en el mundo, ni siquiera Di Stéfano, ni Butrageño, aunque diga de ti que eres un ser superior, y mucho menos entrenador en el mundo -desde luego el que menos Mourinho- más importante que el club que presides", escribía en esa carta abierta.
Y hoy añado: Pero no te olvides, Florentino, que tampoco ha existido ni existe presidente alguno -ni Bernabéu y mucho menos tú- más importante que el club que presides..
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