miércoles, 15 de mayo de 2013

Alcaldesa interina


El sondeo de Metroscopia sobre el clima político y social de la capital de España que publica hoy El País es demoledor para la alcaldesa, Ana Botella, y para el Partido Popular al que pertenece. Que después de 22 años y seis victorias electorales consecutivas, el PP tenga perdida la mayoría absoluta  es responsabilidad única de Ana Botella que, curiosamente y según la misma encuesta, es la política más reconocida entre los líderes del Ayuntamiento de Madrid. Concretamente, el 99 % de los madrileños reconocen a su alcaldesa, mientras el líder socialista Jaime Lissavetzky es reconocido por el 72%; el líder de Izquierda Unida, Ángel Pérez, por un 39%, y el de Unión Progreso y Democracia, por apenas el 12%. Y a lo peor hay que llegar a la conclusión de que ese conocimiento universal de la alcaldesa es la razón principal de lo poco que es considerada, hasta llegar a perder una mayoría cimentada, construida y consolidada nada menos que durante 22 años por José María Álvarez del Manzano y Alberto Ruiz-Gallardón, los dos alcaldes que precedieron a Ana Botella.

Pero la diferencia entre la esposa de José María Aznar y los dos anteriores alcaldes es sideral; empezando porque Ana Botella llegó de paracaidista tanto a la lista electoral de Alberto Ruiz-Gallardón como a las responsabilidades que éste le encargó en sus sucesivos gobiernos municipales. Quiero decir que no hay nadie capaz de explicar méritos políticos o técnicos contraídos por la actual alcaldesa que le hayan hecho acreedora a su vertiginosa carrera en el Ayuntamiento de Madrid, hasta llegar a la alcaldía. Podria Ana Botella haberse revelado, a pesar de todo ello, como una buena política,  pero es que ya sea antes de teniente de alcalde o ahora como alcaldesa ofrece un perfil con el que incluso resulta milagroso que si las elecciones se celebraran ahora solo pierda 10 concejales y casi un 20% de apoyo electoral. En definitiva, Ana Botella, lejos de revelarse como una política capaz de hacerse acreedora a un puesto que le viene regalado -y me temo que demasiado grande-, aparece cada vez más como una alcaldesa con carácter de interinidad y/o provisionalidad.

Se dirá que si Madrid consigue en octubre la organización de los Juegos Olímpicos de 2020..., pero el clima social y económico de nuestro país difícilmente va a dar para el entusiasmo por mucho que signifique convertirse en ciudad olímpica; y desde luego el hipotético triunfo de nuestra candidatura va a tener demasiados padres, como ocurre siempre con las victorias (ya se sabe que las derrotas son huérfanas), sin perjuicio de que todos los madrileños son conscientes de lo poco que Ana Botella ha aportado a la candidatura olímpica, empeño y construcción de su antecesor, Alberto Ruiz-Gallardón.

No es solo la crisis económica la que se está llevando por delante expectativas electorales para las municipales y autonómicas de 2015. Desde luego por lo que se refiere a Madrid no lo es en ningún caso. El sondeo de Metroscopia que publica El País es suficientemente expresivo, como lo fue el publicado hace quince días sobre la Comunidad Autónoma. Pensar que dos interinos en puestos tan relevantes como la alcaldía de la capital del Estado y la presidencia regional de Madrid, que ni siquiera han sido contrastados en las urnas, son los candidatos ideales para 2015 me parece una falta de respeto al electorado. Es verdad que se lo pueden ganar en los tres años que van a estar al frente de Ayuntamiento y gobierno autonómico. Pero los sondeos de este mes de mayo son un claro aviso a navegantes: con el escaso y sospechoso bagaje del ático de lujo en la Costa del Sol del presidente González y sus estridentes declaraciones en ocasiones más propias de la barra de una taberna, y con el bajísimo perfil de la paracaidista Botella, ni uno ni otra son un valor medianamente seguro para afrontar las durísimas elecciones autonómicas y municipales de 2015, que serán también preámbulo de las generales que apenas cinco meses después tendrían que celebrarse...


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