Vi
la transmisión de la entrega de los premios Goya del cine español en su
totalidad.
Disfruté
con el espectacular comienzo de la parodia de Bienvenido Mr. Marshall.
Desde
la sonrisa hasta la carcajada, pasando por constantes asentimientos de la
cabeza y en más de una ocasión unos tímidos aplausos que se me escapaban en la
intimidad del salón de mi casa, fueron la reacción al magnífico monólogo de Eva
Hache, ya en directo.
Mantuve
la tensión y la atención que merecían las intervenciones de la presentadora,
por más que, como no podía ser de otra manera, los sucesivos gags sufrieran los lógicos altibajos,
pero siempre en zonas próximas al sobresaliente.
Durante
unos segundos pensé que era otro gag el
lamentable error al dar a conocer el ganador del premio a la mejor canción,
anunciado en principio para Líneas paralelas de El nens salvatge, cuando en el sobre
facilitado por el notario figuraba la canción de Chicuelo y Pablo Berger No te puedo encontrar, que interpreta Silvia Pérez Cruz en Blancanieves. Y el error dio paso a mi
indignación por el comentario posterior a la retirada del premio (y no me
extraña que los señalados como ganadores que no lo eran abandonaran poco
después la gala, no presa de la frustración por no haber sido los ganaderos,
sino de la indignación por la torpeza del comentario de Adriana Ugarte.
Me
pareció impecable, valiente y comprometido el discurso del director de la Academia , Enrique
González Macho, características a las que se hace preciso añadir además la de
medido en fondo, en forma, también en dureza y en el tiempo utilizado para su
lectura. Naturalmente denunciando la piratería en Internet y la brutal subida
del IVA de la cultura y el daño que esos 13 puntos (del 8 al 21%) está
produciendo en el sector en general y en el cine en particular; reivindicó el
cine “para sus creadores y para la
sociedad a la que va dirigido, y negó su pertenencia a ningún partido político
ni a los de la ceja, los del bigote, los de la barba o los de ningún otro
apéndice capital, sino que es de todos, es un derecho de los ciudadanos y, como
cultura, es un complemente: es parte esencial de todos”.
Las
palabras de Maribel Verdú al recoger su premio por su interpretación de la
malvada madrastra en Blancanieves recorrieron mis oídos y mi columna vertebral como
un escalofrío de emoción, ante el compromiso de esta estrella de nuestro cine,
con un brevísimo discurso basado en los diálogos de El Capital, de Costa-Gavras y sobre cómo se roba a los pobres para
dárselo a los ricos, y acabar dedicando el premio a los que pierden su casa por
los desahucios.
Una
de las galardonadas con el Goya al mejor maquillaje y/o peluquería, Sylvie
Imbert, se lo dedicó a su casero, porque
a veces “el sueldo del cine español no da para el alquiler y aguanta
y aguanta”.
Naturalmente,
Javier Bardem, galardonado con el premio al mejor documental, como productor de
Hijos de las nubes. La última colonia,
reivindicó un Sahara libre, puesto que a esa zona olvidada del mundo desde que
en 1975 España la abandonó a su suerte está dedicado el documental. Y habló de
que los saharauis no se les puede echar de sus casas ni recortar en Educación
ni en Sanidad, como aquí.
Y
la emoción del joven, entusiasta y estupendo equipo de Las Aventuras de Tadeo Jones, premio a la mejor película de animación,
al mejor director novel y al mejor guió adaptado.
Y
el nudo en la garganta con el Goya a la mejor actriz de reparto, hablándonos
Cristina Peña de la muerte de su padre en un hospital público sin mantas y sin
agua.
Y
la espontaneidad de Juan Antonio Bayona, director de Imposible, la película española con producción hollywoodense, bajando del escenario al patio de butacas para llevarle
personalmente el galardón a María Belón, presente en la gala, que es la mujer
que inspiró su historia y dedicándoselo a la memoria de los 250.000 muertos del
tsunami que en la Navidad
del año 2004 asoló las costas tailandesas y otras bañadas por el Índico. Pero
también su reivindicación del cine, sean películas superproducciones como la
suya, grandes o pequeñas.
He
hecho este sucinto relato a propósito, para preguntarme a continuación si todo
esto es un mítin político, como cierta
prensa, que alguien llamó hace años Brunete
mediática y que yo califico de la
caverna, viene recogiendo en sus páginas o en sus webs desde la misma noche
del domingo. ¿Qué Eva Hache no dejó títere con cabeza? ¡Claro!, fue el mismo
mítin político de millones de hogares españoles donde se habla desde la
indignación por los millones de euros, el Palacio de Pedralbes, el destierro a golpe de millones en
Washington durante meses de Iñaki Urdangarían, a los millones de euros de
Bárcenas y el Partido Popular cuyos líderes venían cobrando sobres extras sobre
unos salarios extras que son un insulto a las carencias y miserias en las que
el gobierno de Zapatero y el de Rajoy están condenando a las clases medias de
este país.
¿Que
se criticó la amnistía fiscal? Como se hace en millones de hogares españoles,
indignados sus parados (son millones también los hogares donde todos los que
están en edad de trabajar se encuentran desempleados) porque Bárcenas, antes de
aclarar de dónde proceden sus 22 millones en cuentas de Suiza se los trae a
España pagando un mínimo porcentaje que le amnistía de todo cuanto no sea la
procedencia ilícita de ese dinero, si así fuera.
¿Qué
se despotricó con el IVA de la cultura? Tanto como se hace en millones de
hogares españoles con lo que ha supuesto para todos nosotros la subida del IVA
en la cultura y en todos los demás órdenes del consumo. ¿O qué pretende la
caverna: que hablen actores y actrices, directores y productores, maquilladores
y modistos del cine español de la subida del IVA en los productos de higiene
femenina?
¿Qué
el director de la Academia
dice que no es de recibo que el cine español tenga el IVA más alto de Europa? Como
en millones de hogares españoles celebramos el mitin diario de la subida de las
tasas universitarias y las comparamos con la educación en Finlandia.
¿Qué
el director de la Academia
denuncia que en la gestión de la crisis económica se ha impuesto la razón de
Estado al estado de la razón? Ese es el resumen en once palabras de lo que nos
vienen haciendo al resto de españoles con las mentiras de Zapatero, primero, y
de Rajoy después.
¿Qué
se denunciaron los recortes en Sanidad y en Educación? Tanto como se hace en
millones de hogares españoles, y para colmo de pronto descubrimos que el cine
no es una casta privilegiada –lo son, como en todas las profesiones, un
porcentaje mínimo de quienes trabajan en el sector- sino que hay magníficas
actrices, incluso galardonadas por su magnífica interpretación de reparto, que piden trabajo, y que
además padecen los recortes de los hospitales en sus propias carnes o que se
inquieta ante cual será la educación gratuita que tendrá su hijo.
Esta
es la verdad, la diga Agamenón o su porquero… Que la caverna la escriba como le
gustaría que fuera a quienes leen sus publicaciones es otra cosa. Pero, hombre,
que no se propongan cosas tan ridículas como que deje de transmitirse por
televisión la gala del cine español. ¿Y privarnos de la intensidad del Goya de
honor a Concha Velasco, primero con los asistentes puestos en pie, después con
su discurso y finalmente con el homenaje que en forma de popurrí le dedicaron
la conductora de la gala y un coro de cantantes improvisados con un magnífico cuerpo de baile? ¿Y privarnos de la
emoción transmitida a todos los que le admiramos del premio a José Sacristán,
con sus compañeros entregados a su trayectoria en la ovación más larga de la
noche…? ¿Y privarnos también de las lágrimas, la emotividad, las dedicatorias
de Macarena García, premiada como actriz revelación por su papel en Blancanieves?
Que
un espectáculo como el del domingo por la noche tenga un 23% de audiencia
reconforta a quienes encendemos muy poco el televisor no nos vaya a poner el
salón perdido la telemierda. Puestos a criticar, no deja de extrañar que esos
medios tan celosos de que el mundo del cine solo hable del mundo del cine (como
si la cultura tuviera que renunciar a ser un reflejo de la sociedad), no se
escandalizaran ante lo que a todas luces fue una consigna (¡como en los viejos
tiempos!) para que las cámaras no enfocaran al ministro de Cultura, Wert, en
cualquiera de las numerosísimas ocasiones en que fue objeto directo de las
críticas de los galardonados. ¿Se imaginan el espectáculo televisivo que
hubiera supuesto alternar la imagen del director de la Academia leyendo su
discurso con la cara del ministro, junto al que pasó el resto de la gala? Pero
la consigna era no enfocar al ministro. Es decir, ya que no podemos manipular
lo que se dice en un directo, manipulemos al menos la forma de retransmitir las
invectivas contra el gobierno que nos ha puesto a dirigir la televisión, no nos
vaya a quitar ahora el pesebrazo. Y ¡Vivan
las caenas…!
Pero,
en fin, a los de la Brunete mediática o a la caverna, les repetiría una de las frases del discurso del director
de la Academia
de Cine, Enrique González Macho: “Quienes no son capaces de
cambiar de opinión se aman a sí mismos más que a la verdad “. Sin olvidar
la la cita que hizo de Miguel de
Unamuno: “Solo el que sabe es libre. Y
más libre el que más sabe. Solo la cultura da libertad. No proclaméis la
libertad de volar, sino dad alas. No la de pensar, sino dad pensamiento. La
libertad que hay que dar al pueblo”. Y algunos,
muchos años después, tienen miedo a la libertad.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario