miércoles, 6 de febrero de 2013

Insoportable cinismo

Cuando se escriba la historia de los primeros 35 años de democracia en España, Esperanza Aguirre consumirá un capítulo entero. Brindo ya a quien corresponda el que bien podría ser el título de ese capítulo: "Insoportable cinismo". Y es que, casi 35 años después de que el pueblo español aprobara la Constitución y prácticamente los mismos que la lideresa lleva chupando de los presupuestos del Estado desde la política, hay que tener una cara muy dura para hablar de regeneración democrática, de devolver a los ciudadanos el poder que les hemos quitado o de que hay que acabar con la profesionalización de la política. Pero es lo que ha dicho hoy mismo después de un Comité de Dirección del Partido Popular de Madrid que, por cierto, sigue presidiendo Esperanza Aguirre, compatibilizando ese cargo con su actividad laboral, tras su reciente fichaje por una empresa "cazatalentos".

Como es público y notorio, la imprudencia es uno de los rasgos más característicos de Esperanza Aguirre, al que une su desparpajo y su populismo. Pero que hable de regeneración y de devolver a los ciudadanos el poder que les hemos quitado quien, por poner un ejemplo, ha utilizado de la manera más espuria que se recuerda en España la televisión pública de la Comunidad Autónoma, Telemadrid, permitiéndose el lujo de quitar y poner responsables de infomativos; tolerar si no propiciar la más descarada manipulación de un medio de comunicación público hasta reducir su audiencia a cifras prácticamente testimoniales, como preámbuilo para un salvaje ERE que ha puesto en la calle a más de 800 profesionales, mientras continúan los dirigentes nombrados por ella, y, como digo, hablar de regeneración democrática es una mezcla de cinismo, desparpajo, imprudencia y corrupción objetiva.

Esta señora que aboga ahora por acabar con la profesionalización de la política tiene 61 años, y a los 24 aprobó la oposición al Cuerpo Técnico de Información y Turismo. Su primer destino fue la jefatura de Servicio de Publicidad de Turismo en la Secretaría de Estado de Turismo, de la que era titular su tío, Ignacio Aguirre Borrell.Y hasta su ingreso en 1983 en Unión Liberal, transformada luego en Partido Liberal, esta profesional de la política fue sucesivamente jefa del gabinete técnico del director general del Libro y la Cinematografñia, y subdirectora General de Estudios en la Secretaría General Técnica del Ministerio de Cultura, subdirectora general jefe del Gabinete Técnico del subsecretario de Cultura.y subdirectora general de Fundaciones y Asociaciones Culturales.

En Unión Liberal ya dejó marcado uno de sus sellos, que es también el de la confrontación y la ambición, lo que provocó más de un choque con Pedro Schwartz, alma de esa formación,. Y luego, ya sin solución de continuidad, concejal del Ayuntamiento de Madrid durante 13 años, prácticamente desde su llegada a la Unión Liberal, y lamento no saber quién fue su padrino porque es obvio que no accedió a las listas por pegar carteles electorales por la ciudad; senadora, ministra de Cultura, presidenta del Senado y presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que llegó de aquella manera (la traición de Tamayo y Saez, diputados socialistas, nunca aclarada), y de la que dimitió el pasado 26 de septiembre dejando la gobernación a su delfín, Ignacio Gonzàlez. 

Esta es la trayectoria de esta amateur (?) de la política en la que lleva prácticamente toda su vida. Que ahora nos dé lecciones de desprofesionalización de la política porque, gracias a ella por cierto, ha sido fichada por una empresa catalana dedicada a cazar talentos es de un cinismo insoportable. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario