martes, 29 de enero de 2013

Lo del euro por receta

Mientras en twitter y en facebook leo cosas como "Ignacio, jódete..." como exclamación más contundente después de la decisión del Tribunal Constitucional de suspender el euro por receta en la Comunidad de Madrid, oigo a Ignacio González, presidente heredero de esa región, una especie de amenaza de barra de bar (muy apropiado, por otra parte, a su imagen de chulo de taberna) de que los ingresos que pierden con esta suspensión tendrán que sacarlo de otro sitio, lenguaje intolerable para cualquier gestor público. Ojalá, como anuncia Tomás Gómez, sea aceptada a trámite su anunciada denuncia por prevaricación contra el presidente madrileño que, a sabiendas de que el Constitucional suspendería el euro por receta, lo impuso a farmacéuticos y a ciudadanos. Tendríamos así a un presidente de la Comunidad investigado judicialmente por el singular alquiler y posterior compra del famoso ático de Guadalmina y acusado de prevaricación (aprobar una medida injusta a sabiendas de que lo era).

Sigue adelante la deriva del gobierno regional de Madrid en manos de un individuo bajo sospecha ya sea por sus viajes a Sudamérica, por el ático de lujo en la Costa del Sol, por su casoplón en Madrid (incluyendo el matrimonio de servicio o los coches para sus tres hijas, que estudian en universidades privadas) o por su afición al espionaje, además de al agua del Canal de Isabel II y a los toros, también a los toros... El euro por receta es mucho más que un síntoma de unas formas de gobierno impresentables. Es rigurosamente cierto que hay pensionistas que en este mes de enero han renunciado a tomar medicamentos necesarios para su salud porque no pueden sumar al copago el euro por receta impuesto por Ignacio González y sus palmeros o, más exactamente, dejado también en herencia por Esperanza Aguirre, que prefirió marcharse ante la que se avecinaba, incluyendo el desbocado aumento del desempleo en Madrid, cuando siempre presumió la lideresa de lo contrario.

De acuerdo a la tradición de las mayorías absolutas en nuestro país, Ignacio González se defiende tapándose en la mayoría absoluta de que gozaba Esperanza Aguirre, heredada también por este individuo al que en ningún caso han respaldado los madrileños en unas elecciones. E Ignacio González debería saber que la mayoría absoluta da para ganar votaciones en la Asamblea, pero no para llevar razón.

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