Pocas horas después de deleitarme
con la entrevista al socialista José Bono en La Sexta Noche, probablemente la mejor de las realizadas por Iñaki
López, conductor del exitoso programa, me encuentro con el editorial de El País titulado “Luchadores por la libertad” , que merece su reproducción integra,
aunque yo me quedo con el siguiente párrafo:
“Es una paradoja que la normalización democrática se lleve por delante a
sus protagonistas. La vida pública se ha crispado progresivamente, con su
correlato de indeseadas cicatrices en el cuerpo social, pero eso no debe
impedir que la España democrática reconozca a los que más trabajaron por ella.”
Algunos venimos manteniendo hace
tiempo que la democracia española precisamente por su juventud no debería
haberse permitido el lujo de prescindir de una generación de políticos que forman
parte de los que hace referencia el editorial del periódico. Y
José Bono es uno de esos protagonistas, de esos luchadores por la libertad, que
pusieron el coraje cívico por delante de la acomodación a las circunstancias o
la opción de vegetar en las zonas confortables de los que no quieren ver ni
saber, como El País escribe del
socialista vasco José Ramón Recalde, al que ETA no consiguió callar ni
pegándole un tiro en la cabeza.
Conocí personalmente a José Bono a
finales del pasado siglo, cuando acudió al informativo matinal que yo dirigía y
presentaba en la Cadena Voz de Radio.
Sabía, como otros muchos colegas, que el entonces presidente castellano manchego
(ya había conseguido cinco mayorías
absolutas en las elecciones autonómicas de esa región y aún le quedaba una
sexta, en 2003) había iniciado el “salto
a la política nacional” y lo hacía con decisión y cautela, pero también con
la sinceridad de la que ha hecho gala a lo largo de toda su carrera.
Todavía Aznar no había obtenido la
mayoría aplastante en las legislativas del año 2000, pero Bono, que tiene un excelente
olfato político, ya lo intuía y, en consecuencia, preveía la dimisión de
Joaquín Almunia como secretario general del PSOE y candidato socialista en esas
elecciones legislativas. Poco después, en julio de ese mismo año, José Bono se
enfrentó a Rodríguez Zapatero en las primarias de su partido para elegir nuevo líder y fue derrotado por tan solo nueve votos.
Luego llegaría la victoria de ZP
en 2004, el nombramiento de José Bono como ministro de Defensa y su dimisión en
abril de 2006 por lo que bien podría ser calificado de “entreguismo” de Zapatero al nacionalismo catalán con la aprobación
del Estatut que llevó a Madrid el entonces president
Maragall. Y finalmente, Bono reaparecería en la siguiente legislatura como
presidente del Congreso de los Diputados a propuesta de Rodríguez Zapatero que había
ganado las elecciones de 2008.
Pero hay que volver los ojos y los
oídos a la magnífica entrevista que le hizo Iñaki López anoche en La Sexta. Apareció el mejor José Bono,
el de los términos tan concisos como rotundos, el de aquella frase tan recordada
de “Estado de desecho y no de Derecho”
en referencia a una hipotética negociación con ETA, el de la recriminación a un
ministro del gobierno, Miguel Sebastián, por acudir al banco azul sin corbata,
que el programa recordó como preámbulo de la opinión que a Bono le merece la
vestimenta de la “nueva clase política”
en el hemiciclo (“si vas a comer a un chiringuito
de playa con el torso desnudo, te obligan a ponerte una camisa”, dijo) o la
presencia de un bebé en brazos de una diputada (“Yo le hubiera dicho: “Señora Bescansa, usted quería tener una foto con
su hijo en brazos el día en que tomó posesión de su escaño. Pues ya la tiene;
ahora deje al niño en la magnífica guardería que tenemos en esta Cámara”).
Sin embargo, para mí el Bono en
todo su esplendor que apareció en La
Sexta Noche fue cuando Iñaki le preguntó si ve posible un pacto de los
socialistas con Podemos, y el ex
presidente del Congreso fue rotundo: “Sí,
pero solo si Pablo Iglesias cumple tres condiciones: pedir perdón a Felipe
González, al que en sede parlamentaria llamó asesino, con lo de la cal viva; si
retira el calificativo de presos políticos que dio a los etarras que están en
la cárcel por haber asesinado; y si no va a Cataluña a defender un referéndum
que rompe la unidad española después de haber dicho 25 veces la patria española
en la plaza de la Puerta del Sol, en Madrid”. Y todavía más, antes, en referencia a lo
de la cal viva, Bono había dicho que “si
yo hubiera sido presidente del Congreso le hubiera exigido a Iglesias que
retirara esa frase; y si no lo hubiera hecho, le habría expulsado de la Cámara.
El Congreso permite la impunidad de todos los diputados digan lo que digan,
pero el reglamento de la Cámara permite a su presidente exigir la retirada de
una expresión pronunciada por un diputado, sobre todo cuando es de la gravedad
y la falsedad de la de la cal viva”.
Repasando la entrevista a José
Bono (la he visto un par de veces),
me quedo con una frase suya, no sin antes recordar que fue uno de los barones
que en su día apoyó la elección de José Sánchez como secretario general
socialista: “Si hay elecciones en el
PSOE, yo pediría que se eligiera un líder social capaz de derrotar al Partido
Popular más que a un líder político”. Y me pregunto yo para mis adentros si
acaso José Bono, que el próximo 14 de diciembre cumplirá 66 años, pudiera ser
ese líder social que él mismo reclama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario