martes, 9 de septiembre de 2014

Presidente, su turno...

 Siga el ejemplo, presidente dedocrático… Es su turno, señor del espionaje inexplicado, de los consejos acumulados, de los viajes suramericanos con bolsas de plástico al brazo, de los dúplex de lujo con piscina en la Costa del Sol  a precio de vivienda social, señor de la consorte vicepresidenta de envidiable salario en la patronal madrileña cuyo presidente, al que usted da pábulo y tratamiento de consejero sin cartera, abandona las concesiones de bares y restaurantes de entidades públicas después de algunas intoxicaciones, señor también del Canal de Isabel II y de los pins como llamaba usted a los millones de euros de coste de la radio y televisión pública madrileña, espejo de lo que somos, es decir, “Espe jode lo que somos”, segunda lectura de aquél mensaje publicitario de la manipulada Telemadrid…
Es su turno, señor presidente venido a más por el dedazo de Esperanza Aguirre, que le llevó a todos los sitios desde aquél feliz encuentro de 1984 en el Ayuntamiento de Madrid, del que era usted funcionario y  ella concejala que ya entonces decíase liberal “y no sabe usted con quién está hablando”, a la que siguió por su andadura política incluso en una mesita en un rinconcito del Senado cuando la lideresa fue elegida presidenta de la inútil Cámara Alta de nuestra democracia…
Es su turno, señor presidente sin pasar por las urnas ahora que en su partido los dedos se hacen huéspedes pensando en que, a lo peor, se han acabado los decenios de la suma de todo, no la suma de todos, porque hay muchos a los que no suman ustedes sino que restan.
Siga el ejemplo, presidente dedocrático. Tiene Ana Botella parecidos méritos y legitimidades a los suyos… Por Cibeles y por Sol andan metidos delfinatos inexplicables, lazos familiares -¡oh, la familia! ¿o mejor la famiglia…?- matrimonios ejemplares (ex presidente del gobierno y alcaldesa de Madrid, presidente madrileño y vicepresidenta de la patronal madrileña), fidelidades caninas, traiciones varias, sospechas habituales, errores de catástrofe, ridículos a toda orquesta, mentiras y disimulos, incapacidades manifiestas…
No me diga, presidente, que lo suyo es distinto, Y que usted, claro, tiene derecho a seguir… ¿Pero con qué méritos…? ¡Ah, sí…!, que se la están jugando ustedes, y que sin modificar la ley electoral, como quiere o quería Mariano Rajoy, piensa que usted garantiza la mayoría absoluta necesaria para mantener el poder en la Comunidad de Madrid. Mira que si al final Ana Botella, además de un acto de decencia y de coherencia políticas, le ha hecho el favor a Mariano Rajoy de señalarle a usted el camino. ¡Menudo es el gallego a la hora de ir dejando cadáveres por el camino…! A lo peor, presidente, ahora mismo le está entrando un mensaje en su teléfono móvil con un “Aguanta, Ignacio, sé fuerte…” Y ya sabe usted lo que sigue… No pase por el bochorno de que Rajoy le deje en la estacada y anuncie usted mismo su renuncia a la candidatura a presidente del gobierno regional, como ha hecho Ana Botella con la suya a la alcaldía.

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