viernes, 4 de abril de 2014

Esperanza Aguirre en estado puro

Lo último de la lideresa es Esperanza en estado puro. Ésa es la verdadera Esperanza Aguirre tal cual es, como algunos la hemos visto siempre, mientras otros prefieren jalearla o temerla, y aquellos a quienes ha conseguido engañar incluso admirarla. Como escribí ayer en facebook, ésa es la Esperanza de “soy liberal… y no sabe usted con quién está hablando”, que anda más cerca del autoritarismo que de los padres de la Constitución de 1812, con las dosis precisas de populismo para componer una imagen que nada tiene que ver con lo que ella es, pero con la que ha hecho una buena fortuna política, sobre todo después de la nunca explicada traición de los socialistas Tamayo y Sáez en la frustrada investidura de Rafael Simancas como presidente de la Comunidad.


Es la Esperanza Aguirre que lo mismo capitaliza salir ilesa de un accidente de helicóptero (y, por cierto, todo hay que decirlo, con más temple que su compañero de vuelo, Mariano Rajoy) que verse en medio de un atentado terrorista en la India de donde volvió para presentarse ante los periodistas con calcetines de vuelo (había pasado la noche en el avión en el que regresó a España), aunque en su despacho de la Puerta del Sol tenía un vestuario completo para toda ocasión que se terciara.
Es la Esperanza Aguirre que se lamenta en su biografía de que con su sueldo no le llega para pagar el recibo de la luz… de la espléndida casa del barrio de Malasaña donde vive.
Es la misma que se apuesta la presidencia de la Comunidad a su compromiso de reducir a 30 días la espera para que un madrileño sea intervenido en los hospitales de Madrid y lo que hace es cambiar los criterios para el cálculo del tiempo, con lo que parece que, en efecto, se han reducido, lo que obliga al ministerio de Sanidad a excluir a Madrid de esa contabilidad.
Pero la Esperanza Aguirre más auténtica, en estado puro, es la de ayer en la Gran Vía con los agentes de movilidad. La que se da a la fuga (que es el no saben ustedes con quien están hablando), la que arrolla la moto de uno de los agentes y ni siquiera frena para ver lo que ha pasado, la que no quiere salir a la puerta de su casa cuando llegan hasta ella los agentes y envía a los guardias civiles que tiene como protección para que propongan un pacto amistoso. Y sobre todo es la de la incontenible verborrea en todos los medios de comunicación explicando el incidente y su mantra de “mentira, prepotencia y machismo” o, peor, argumentando que los agentes de movilidad querían “la foto para que apareciera luego en “Al Jazzera” o el  “New York Times” (sic) con la amenaza (también ahí genio y figura) de que “estudiaré a ver si hubo retención ilegal por parte de los agentes de movilidad”.
Es la Esperanza Aguirre que cesó a Germán Yanke, el conductor de un informativo en Telemadrid (o sea, en Tele-espe), que le hizo una tensa entrevista, porque la lideresa estaba empeñada en que el periodista le preguntara lo que ella quería y Germán le preguntaba lo que él pensaba que debía preguntarle. A los pocos días, el periodista se fue de Telemadrid “por intromisión por motivos políticos en mi trabajo”.
Es la Esperanza Aguirre de la tensa entrevista con Ana Pastor en Los Desayunos de TVE1, cuando la periodista le tuvo que decir a la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid que “aquí las preguntas no las decide usted, sino que las decidimos nosotros”, y ante la queja de que “es que me hace usted unas preguntas, doña Ana…”, la conductora del programa le dijo: ”Ya sé que le gustaría a usted hacer las preguntas y las respuestas, pero la periodista soy yo y usted es la invitada”.
Es la Esperanza Aguirre, a la que Iñaki Gabilondo tuvo que explicarle: “Discúlpeme, Esperanza, este es un género muy viejo, se llama entrevista y consiste en que yo le pregunte sobre lo que se supone que interesa”.
Es, en fin, la Esperanza Aguirre a la que José Antonio Zarzalejos, que fue director de ABC, retrató con las siguientes frases: "Nunca he tenido como director de un periódico presiones tan fuertes como las de Aguirre, una persona que se define como liberal y que siempre tiene la palabra libertad en la boca. No conozco a ningún personaje político, con poder político o económico que tenga un comportamiento más alejado de algunas prácticas democráticas respecto de los medios de comunicación que Esperanza Aguirre. Una persona que, sobre todo, es vanidosa. Después, creo que es bastante ignorante, le faltan unas cuantas lecturas, por no decir muchas. Y finalmente es una persona miserable, con una ambición poco controlada y un entorno de colaboradores que me voy a limitar a calificar como complicado.”
Ésta es la Esperanza Aguirre a la que estamos escuchando hoy explicando el incidente con los agentes de movilidad en plena Gran Vía madrileña, sin dejar hablar al periodista que la entrevista, sobre todo si no es colaboracionista, que de todo hay…
Alguien podrá decir que la alcaldesa Ana Botella, que es, como la lideresa, del Partido Popular, ya ha explicado que la ley es igual para todos y que los agentes de movilidad tienen la presunción de veracidad, que es tanto como decir que Esperanza Aguirre miente. Pero no os fiéis… Las dos están enfrentadas porque las elecciones municipales son el año que viene y está en juego la candidatura a la alcaldía de la capital… pero que Dios nos libre de la una y de la otra al frente de cualquier cosa, aunque sea de una procesión de Semana Santa.

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