lunes, 20 de enero de 2014

Del Casino Gran Madrid Colón a la Gala de los Goya

Anda buscando el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, inversores que sustituyan el fiasco de Mr. Adelson y su fallido proyecto de Eurovegas en Alcorcón, mientras el mismísimo Mr. Adelson filtra que, deslumbrado por el volumen del juego en España, rastrea el centro de Madrid y Barcelona para instalar casinos con menos pretensiones que el de “Bienvenido Mr. Marshall” que pasó de largo después de que hasta la ministra de Sanidad se hubiera mostrado dispuesta a cambiar la Ley del Tabaco para que se pudiera fumar en las instalaciones del emperador del juego

Habría que decirle a Mr. Adelson que si lo de su rastreo es cierto, también lo va a tener difícil, y ahora no precisamente por sus exigencias, aunque nunca se sabe, sino porque una vez más se le han adelantado: el Casino de Juego Gran Madrid, que desde Torrelodones preparaba sin prisas y sin pausas y con el estilo y la profesionalidad que le caracteriza la respuesta al reto que suponía un Eurovegas a tiro de piedra de distancia, ha inaugurado su casino urbano, si se me permite la expresión. En el mismísimo centro de la ciudad, en el Paseo de Recoletos, junto a la Plaza de Colón, y con una apuesta irresistible e imbatible.


Asistí a la inauguración oficial de esta especie de maravillosa bombonera madrileña, y la verdad es que no sabía uno qué admirar más: si la perfecta organización del acto y el número de famosos por metro cuadrado –sobre todo del mundo del cine- que te encontrabas mientras los camareros se las veían y se las deseaban para que nadie se fuera sin degustar los manjares elaborados por los hermanos Sandoval, que tienen a su cargo el restaurante Columbus (parte también de la apuesta de Gran Madrid Colón, abierto tanto para comidas como para cenas) o sorprenderte a cada rincón del concepto arquitectónico y el interiorismo en una de las mejores realizaciones que he visto de Ignacio García de Vinuesa; si encontrarte con el presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, mientras tomabas nota de la presencia de Marta Etura, Miguel Ángel Muñoz, Gracia Querejeta, Cristina Brondo, Alex Angulo, Jordi Rebellón, Mariola Fuentes, Tito Velverde, Elena Furiase, Jan Cornet, Eva Ugarte, Gorka Otxoa, Arancha Martí, Sandra Martín, Carmen Ruíz, Andrea Duro, Norma Ruíz, Miriam Giovanelli, Sara Rivero, Usun Yoon, Javier Pereira, Patrick Criado o Pilar Jurado, al tiempo que recordabas tus tiempos en Onda Cero cuando escuchabas, adivinabas y finalmente veías a una espléndida Luján Argüelles, que presentaba el espectáculo de la inauguración, y a la que recordabas hace diez años cuando en la emisora de radio empezaba a forjarse la realidad que es hoy.

En total, 4.123 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas, como cuatro capas no ya de bombones sino de exquisitez en la iluminación, en la decoración, en la distribución de espacios, en la atmósfera que se crea en cada rincón, ya sea en los 1.700 metros de la planta dedicada a las mesas de juego y máquinas de azar, a las que se suma el bar “Bond”; en los mil metros cuadrados de la planta baja, con zona de juego y el “Rhum&Rhum Bar”; los casi seiscientos metros del restaurante Columbus para con el reposo de una comida o una cena degustar la arqueología de los sabores de los hermanos Sandoval, y un afterwork que ya forma parte del boca a boca  de las tardes/noches de la ciudad.

Hay también sala privada de juego e instalaciones para el descanso del personal, una plantilla de 450 personas, 250 de ellas en puestos de nueva creación, a los que hay que sumar el medio centenar de profesionales del restaurante Columbus.

Veinte millones de euros de inversión y la creación de prácticamente tres centenares de nuevos puestos de trabajo sin exigencias de modificación de leyes o un tratamiento fiscal más favorable, que es así como la sociedad Casino de Juego Gran Madrid ha venido construyendo su sello de empresa ejemplar y referencia no solo en España sino también en Europa. Allí estaba, en la inauguración, el presidente, Angel María Escolano, que naturalmente cumplió el ritual de lanzar la primera bola de la ruleta, pero que también pronunció unas palabras en las que rezumaba el orgullo de devolver a la ciudad una actividad de la que carecía desde hace noventa años, cuando se cerró la última sala de juego en la capital española. “Lo que más nos complace -dijo- es formar parte de la vida de esta ciudad”. Y recordó que París, Londres, Bruselas, Ámsterdam, Bruselas o Helsinki cuentan también con casino, que en el caso de nuestra capital Gran Madrid Colón completa igualmente la oferta turística.


Días después, escucho que esta maravillosa bombonera en el centro de la ciudad es el patrocinador oficial de la Gala de los Goya, y me viene a la memoria la relación que con el cine ha tenido siempre el Casino Gran Madrid de Torrelodones. Creo que incluso uno de los grandes productores del cine español, Emiliano Piedra, fue accionista de la empresa. Y no deja de ser paradójico que en los tiempos que corren, cuando el cine español padece la persecución del IVA, mientras en los países de nuestro entorno el séptimo arte es mimado por los respectivos gobiernos, el Gran Madrid Colón patrocine su gran fiesta anual del nuestro. Aunque bien podría decirse que nada nuevo bajo el sol, porque en sus 32 años de existencia, Casino de Juego Gran Madrid ha estado al lado de la cultura en numerosas acciones de lo que se ha dado en llamar responsabilidad social corporativa que ha llegado y sigue llegando a nos pocas ámbitos de la cultura y a causas y organizaciones cívicas y/o no gubernamentales: desde la Cruz Roja a la Ayuda contra la Drogadicción, desde Médicos sin Fronteras a la Asociación de Víctimas de la Violencia de Género.

Y todo esto no creo que le suene a Mr. Adelson. .

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