Anda buscando el
presidente de la Comunidad
de Madrid, Ignacio González, inversores que sustituyan el fiasco de Mr. Adelson
y su fallido proyecto de Eurovegas en Alcorcón, mientras el mismísimo Mr.
Adelson filtra que, deslumbrado por el volumen del juego en España, rastrea el
centro de Madrid y Barcelona para instalar casinos con menos pretensiones que
el de “Bienvenido Mr. Marshall” que
pasó de largo después de que hasta la ministra de Sanidad se hubiera mostrado
dispuesta a cambiar la Ley
del Tabaco para que se pudiera fumar en las instalaciones del emperador
del juego
Habría que decirle a Mr.
Adelson que si lo de su rastreo es cierto, también lo va a tener difícil, y
ahora no precisamente por sus exigencias, aunque nunca se sabe, sino porque una
vez más se le han adelantado: el Casino de Juego Gran Madrid, que desde
Torrelodones preparaba sin prisas y sin pausas y con el estilo y la
profesionalidad que le caracteriza la respuesta al reto que suponía un
Eurovegas a tiro de piedra de
distancia, ha inaugurado su casino
urbano, si se me permite la expresión. En el mismísimo centro de la ciudad,
en el Paseo de Recoletos, junto a la
Plaza de Colón, y con una apuesta irresistible e imbatible.
Asistí a la inauguración
oficial de esta especie de maravillosa bombonera
madrileña, y la verdad es que no sabía uno qué admirar más: si la perfecta
organización del acto y el número de famosos por metro cuadrado –sobre todo del mundo del cine- que te
encontrabas mientras los camareros se las veían y se las deseaban para que
nadie se fuera sin degustar los manjares elaborados por los hermanos Sandoval,
que tienen a su cargo el restaurante Columbus (parte también de la apuesta de Gran Madrid Colón, abierto tanto para
comidas como para cenas) o sorprenderte a cada rincón del concepto arquitectónico
y el interiorismo en una de las mejores realizaciones que he visto de Ignacio
García de Vinuesa; si encontrarte con el presidente de la Academia de Cine, Enrique
González Macho, mientras tomabas nota de la presencia de Marta Etura, Miguel Ángel Muñoz, Gracia
Querejeta, Cristina Brondo, Alex Angulo, Jordi Rebellón, Mariola Fuentes, Tito
Velverde, Elena Furiase, Jan Cornet, Eva Ugarte, Gorka Otxoa, Arancha Martí,
Sandra Martín, Carmen Ruíz, Andrea Duro, Norma Ruíz, Miriam Giovanelli, Sara Rivero,
Usun Yoon, Javier Pereira, Patrick Criado o Pilar Jurado, al tiempo que recordabas
tus tiempos en Onda Cero cuando escuchabas, adivinabas y finalmente veías a una
espléndida Luján Argüelles, que presentaba el espectáculo de la inauguración, y
a la que recordabas hace diez años cuando en la emisora de radio empezaba a
forjarse la realidad que es hoy.
En total, 4.123 metros
cuadrados distribuidos en cuatro plantas, como cuatro
capas no ya de bombones sino de exquisitez en la iluminación, en la decoración,
en la distribución de espacios, en la atmósfera que se crea en cada rincón, ya
sea en los 1.700 metros
de la planta dedicada a las mesas de juego y máquinas de azar, a las que se
suma el bar “Bond”; en los mil metros
cuadrados de la planta baja, con zona de juego y el “Rhum&Rhum Bar”; los casi seiscientos metros del restaurante Columbus para con el reposo de una
comida o una cena degustar la arqueología
de los sabores de los hermanos Sandoval, y un afterwork que ya forma parte del boca a boca de las tardes/noches
de la ciudad.
Hay también sala privada de juego e instalaciones para el descanso del
personal, una plantilla de 450 personas, 250 de ellas en puestos de nueva
creación, a los que hay que sumar el medio centenar de profesionales del
restaurante Columbus.
Veinte millones de euros de inversión y la creación de prácticamente
tres centenares de nuevos puestos de trabajo sin exigencias de modificación de
leyes o un tratamiento fiscal más favorable, que es así como la sociedad Casino
de Juego Gran Madrid ha venido construyendo su sello de empresa ejemplar y
referencia no solo en España sino también en Europa. Allí estaba, en la
inauguración, el presidente, Angel María Escolano, que naturalmente cumplió el
ritual de lanzar la primera bola de la ruleta, pero que también pronunció unas
palabras en las que rezumaba el orgullo de devolver a la ciudad una actividad
de la que carecía desde hace noventa años, cuando se cerró la última sala de
juego en la capital española. “Lo que más
nos complace -dijo- es formar parte
de la vida de esta ciudad”. Y recordó que París, Londres, Bruselas,
Ámsterdam, Bruselas o Helsinki cuentan también con casino, que en el caso de
nuestra capital Gran Madrid Colón completa igualmente la oferta turística.
Días
después, escucho que esta maravillosa bombonera
en el centro de la ciudad es el patrocinador oficial de la Gala de los Goya, y me viene
a la memoria la relación que con el cine ha tenido siempre el Casino Gran
Madrid de Torrelodones. Creo que incluso uno de los grandes productores del
cine español, Emiliano Piedra, fue accionista de la empresa. Y no deja de ser
paradójico que en los tiempos que corren, cuando el cine español padece la persecución
del IVA, mientras en los países de nuestro entorno el séptimo arte es mimado
por los respectivos gobiernos, el Gran Madrid Colón patrocine su gran fiesta
anual del nuestro. Aunque bien podría decirse que nada nuevo bajo el sol,
porque en sus 32 años de existencia, Casino de Juego Gran Madrid ha estado al
lado de la cultura en numerosas acciones de lo que se ha dado en llamar
responsabilidad social corporativa que ha llegado y sigue llegando a nos pocas ámbitos
de la cultura y a causas y organizaciones cívicas y/o no gubernamentales: desde
la Cruz Roja a
la Ayuda contra
la Drogadicción ,
desde Médicos sin Fronteras a la
Asociación de Víctimas de la Violencia de Género.
Y todo esto no creo que le suene a Mr. Adelson. .
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