miércoles, 29 de agosto de 2012

A pesar de Esperanza Aguirre...

Una experiencia personal me ha permitido calibrar el estado del servicio público de salud madrileño o, si se quiere, de una parte de ese fundamental servicio. Y es gratificante comprobar que, más allá del ruido de las legítimas protestas de un personal al que al parecer no se conforman con birlarle la paga de Navidad sino que pretenden obligarle a violar con los inmigrantes indocumentados su código deontológico, el servicio público de salud está soportado por unos extraordinarios profesionales que se sobreponen al zarandeo del que vienen siendo víctimas del poder y de quien lo utiliza de forma despótica -obviamente me refiero a Esperanza Aguirre y su gobierno- y poner toda su sensibilidad, su dedicación, su espíritu de sacrificio y sus conocimientos al servicio de sus pacientes sean de color que sean y de la clase social que sean. Por fortuna, aunque parezca que está para siempre, Esperanza se irá, y los profesionales de la Sanidad se quedarán.

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