La revelación que hace hoy El País de que Rajoy aceptó el
encargo del Rey (http://politica.elpais.com/politica/2016/07/29/actualidad/1469816919_360671.html) para formar gobierno consciente de que si no conseguía los
apoyos necesarios para ello no se presentaría a la investidura, me parece de
tal gravedad que, una vez publicada la noticia, la única reacción del todavía presidente
del gobierno en funciones es la petición a la presidenta del Congreso de los
Diputados de que convoque el pleno de investidura sin intentar siquiera una
conversación informal con representantes de otros partidos. Obviamente, Rajoy perderá
esa votación y la siguiente constitucionalmente prevista, y el Rey abrirá nuevas
consultas para encargar la investidura a otro candidato.
Que el presidente del gobierno en funciones haya aceptado el
encargo del Rey con la finalidad de evitar que Sánchez pudiera recibirlo y que el
candidato socialista intentara otra vez la investidura en caso de declinar
nuevamente el presidente en funciones no es solo un caso de cobardía política
sino que, lo que es más grave, se trata de la utilización de la Jefatura del Estado
en provecho propio, a lo que hay que añadir lo que supone el callejón en el que
puede meter al país si decide ahora no presentarse a la investidura Porque como
viene advirtiéndose esa circunstancia no está prevista ni en nuestra Constitución
ni en el Reglamento del Congreso, las dos únicas referencias posibles para
intentar desatascar la situación. Pero así es Rajoy si así os parece y hasta ahí
llega su patriotismo, su respeto a las instituciones y el que le merecemos los
ciudadanos
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